Hace tiempo que, copiando al amigo Arturo Cavallo en una de las ingeniosas frases que pretende imponer (“tengo pocas ideas, pero fijas”), tenemos una idea fija: hasta que una nueva generación se acerque a la política no habrá posibilidad cierta de lograr el club que soñamos. Un club unido, más allá de las diferencias. Un club en el que no se vea como enemigo a quien piensa diferente.
El año próximo habrá elecciones. Otra vez el socio tendrá la posibilidad de elegir a quienes conduzcan los destinos de la institución. Pero, ante el interés nulo de oficialistas y opositores por “aggionar” un arcaico Estatuto, esa elección no será tal. Habrá que optar, otra vez, por el menos malo. ¡¿Hasta cuando?!
Por un lado estará el oficialismo, sin “caras nuevas”. Por el contrario, de acuerdo a lo que se escucha en el club, volverían las “viejas caras”. Con su política de “vender una imagen” de dirigencia ejemplar de la puerta hacia afuera, pero aferrándose a una política de proscripciones y discriminación, de la puerta para adentro.

Del otro lado estarán los de siempre, la “oposición”. Los que no pueden (aunque esgriman que no quieren) “tejer alianzas electorales” con el oficialismo, tratando de hacer el mejor papel posible, pero aferrándose al “sello de goma” que les permite presentarse a elecciones, aunque hayan hecho muy poco (por no decir absolutamente nada) para conseguirlo. Los que dicen proteger a un líder como Héctor Gaudio (el dirigente más exitoso en la historia deportiva de nuestra institución), mientras lo siguen exponiendo al ridículo al sentarlo a una misma mesa con Raúl Gámez. La cara de Gaudio lo decía todo. Un hombre exitoso (no sólo en el club) sentado al lado de quien “lo usó” y luego lo descalificó de una manera deleznable. Todo por culpa de algunos (o alguno) que sólo puede llegar a ser dirigente “rosqueando”, porque votos tiene pocos... quizá apenas un par más que amigos haya tenido Hitler a lo largo de su vida.
¿Aparecerá un nuevo “efecto Tonon”? La oposición, después del papelón de 2002 y de la pésima elección de 2005, en 2008, después anunciar (aunque no oficialmente) no menos de tres candidatos a presidentes, sacó “un conejo de la galera” que logró transformar lo que iba a ser un nuevo y estrepitoso fracaso en una elección más que digna: la candidatura a vicepresidente de un hombre independiente, sin militancia en las arcaicas Agrupaciones, pero con una llegada que muy pocos tienen al hincha, al socio, como Darío Tonon.
Creemos que a un año de las elecciones, con Tonon sólo no alcanza. Habrá que ver si los dueños del “sello” se deciden a dar el paso al costado que la historia les reclama, si los que tan sólo quieren una “chapa” se dan cuenta de que el socio no es tonto y que no va a votarlos ni aunque vayan como últimos vocales suplentes, y le dan paso a gente que no se termina de definir precisamente por estas cuestiones. Lo vemos muy difícil. Por eso, y ya no pensando en las elecciones 2011 sino un poco más allá, sólo confiamos en la juventud. En una generación que se arrime a la política sin odios ni resentimientos. Serán nuestros hijos, o tal vez nuestros nietos, los que consigan lo que nosotros soñamos: un club distinto, un club unido, un club de todos y para todos.
Hay dos hechos, por mínimos que sean, que me hacen ser optimista...
Uno. Crónica (el diario en el que trabajo) tiene por costumbre sacar en la contratapa del suplemento deportivo a una modelo, bailarina, actriz o lo que se imagine, siempre relacionado con el mundo del espectáculo. Todas las chicas, cuando se les pregunta a qué aspiran, dicen, casi como si se pusieran un casete, que sueñan con ocupar un lugar en las principales marquesinas de los teatros o en ser una “soñadora” en el “Bailando...” de Tinelli. Una de las chicas, Karlita Denuchi, con el flequillo cortado en “V” (obviamente, por Vélez) para mi asombro, dijo: “Quiero ser presidenta de Vélez”.
El otro. Otra chica (sería importantísimo que las mujeres participen más en la política velezana), bajo el nick “Vicky Vélez”, después de opinar sobre una discusión en un programa partidario, escribió en uno de los foros de internet que “yo pertenezco al Vélez Joven, a los que realmente, sin motivaciones personales, que no sean la de los colores, queremos un club diferente. Así pensamos mis amigos y yo.....y NO queremos saber nada de las internas de otra época, donde ni siquiera habíamos nacido.... Juéguensela los grandes, con sus odios y pasiones, sentimientos y resentimientos, que no cabe ninguna duda, cuando tenga 40 ó 50 tendré, con mis mambos. Tanto el oficialismo como la Unidad son patéticos.... Quiero otra alternativa, donde no se jueguen "intrigas palaciegas”, ajustes de cuenta, etc. Quiero estar en otra historia de Vélez, y no en "La leyenda continúa". En lo personal necesito otra cosa... Y si se presenta ahí estaré”.
La juventud quiere participar. Dejémosla. Ellos son nuestro reaseguro. No todo está perdido. Karlita y Vicky son dos ejemplos. Apenas eso. Ni más ni menos. Cuando la juventud se decida a participar, la historia cambiará. A nosotros sólo nos queda apoyarlos, incentivarlos. Hay que formar una gran escuela de dirigentes, con profesores como Gaudio, Norberto Scipione, Guillermo Armentano y tantos otros que pueden aportar mucho, muchísimo.
Walter Aldaba