miércoles, 8 de diciembre de 2010

Porque los Jugadores Me Van a Demostrar

Ya no entra tanta emoción junta en estos corazones fortineros que galopan como corceles enfurecidos. Estamos acá, en Nuestro Santuario Amalfitani rebozante de entusiasmo con todas las tribunas colapsadas de pasión incontrolable. Dos últimas presentaciones de este fútbol loco, ese que vos tenés, ese que de la mano del Tigre quiere ser… Dos jornadas finales a todo o nada donde hay que demostrar que efectivamente somos los mejores, que este Plantel tiene pasta, chapa, coraje, jerarquía y alma para conseguir una nueva estrella para el firmamento velezano. Claro que desde hace un par de jornadas ya no se depende solamente de lo propio; esta tarde las radios jugarán un papel fundamental a la espera de buenas noticias. Es de esas vivencias que se sobrellevan con una dosis extra de nervios, de ansiedad, de una adrenalina que solo el fútbol y una definición de Campeonato como ésta pueden ofrecer. No dormimos, no tenemos otra cosa en la mente que culminar el Año Centenario con el título que merecemos todos largamente. Nos deleitamos con el exquisito juego de nuestros cracks, inflamos el pecho de orgullo cuando la “V” es reconocida en todos los ámbitos, enrojecemos las manos de tanto aplaudir a esos artífices de la alegría, copamos en todas las canchas acorde a la grandeza que tenemos. Llegó el momento de coronarlo, pues, para que la frutilla del postre de este 2010 venturoso y repleto de celebraciones, sea lo que espera con ansias un Pueblo Fortinero ávido de más y más alegrías.
Hace apenas tres días vivimos en Mendoza otra demostración de ese poderío que mencionamos. Adentro y afuera de la cancha. Con un fútbol de galera y bastón se superó un obstáculo a priori complicado y se dejó bien sentado quien es el mejor, el que más propone, el qué más luce, el más contundente. Mientras los que lideran son un culto al amarretismo y a la conveniencia, es increíble no ver a El Fortín en esa cima que le quedaría más apropiada a la brillantez de esa propuesta que despliega partido tras partido. Y en la tribuna también armamos la fiesta acostumbrada; fue un placer ver la ciudad repleta de fortineros desde bien temprano, llegados en micros, aviones, autos, desde muchos rincones del país donde late esta pasión inexplicable. Se engalanó como siempre con los trapos una popular inmensa desbordante de algarabía y se disfrutó a más no poder de una actuación soberbia con cuatro golazos para el deleite que hizo que la vuelta a los pagos sea en una caravana conmovedora a puro canto, a puro abrazo, a puro ruego de que la Vuelta Vamos a Dar…
Mientras, ya se iban preparando las mentes para este miércoles de fervor. Calculadora en mano, no paramos de hacer matemáticas sobre especulaciones de tal o cual resultado o –también- una posible afección cardíaca si llegaramos a un partido desempate a todo o nada. Todo puede pasar, lo mejor está por suceder. La elite del fútbol argentino nos tiene como uno de los protagonistas, donde todos quieren estar ahí está el Vélez de nuestra vida dispuesto a hacer felices a todos los que nos bombea la sangre azul y blanca. Llegó nomás el momento crucial y la palpitación del desenlace nos pone los nervios de punta.
Hasta las plateas altas se van a vestir hoy como en las jornadas de gloria. Justamente el año pasado y ante el mismo alicaído y triste adversario que hoy nos toca, vivimos un momento de éxtasis con un Amalfitani repleto que dio rienda suelta a una nueva y acostumbrada alegría. Que se repita, que sea un calco (si es posible con menos sufrimiento), que de las radios lleguen goles en forma de plumas, que quede el queso a merced propia y no de los otros. Que el domingo venidero sea una caravana multitudinaria a Avellaneda para abrazarnos al trofeo que merecemos más que ninguno. Y, fundamentalmente, que pase lo que pase, suceda lo que suceda, que los imponderables del fútbol decidan para que lado tuerce la vara, no dejemos de agradecerles a este conjunto de hombres que dignificaron nuestra gloriosa camiseta con una entereza inconmensurable. Ya son héroes que tienen el reconocimiento asegurado. Que sea justicia. De la futbolera, claro. Que reconozca méritos y virtudes del que mejor hizo las cosas en todo sentido. Si hay un dios de la redonda –creencias al márgen, solo como figura- un caudillo con la “V” Azulada debe estar levantando en breve un camioncito simil trofeo que indique que la felicidad de un Pueblo Velezano estará en concordancia con aquel 1 de enero que dio inicio al Centenario de la Institución modelo y ejemplo de Argentina.
Porque los jugadores, me van a demostrar; que salen a ganar, quieren salir Campeón, que lo llevan adentro, como lo llevo yo.
Ponga huevo Fortín, vaya al frente.

Daniel Ortiz

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