
Como frenar, pues, la ilusión y el entusiasmo de nosotros, los hinchas. Como echar calma a tanto fuego desbordante luego de ver como se encadenan las victorias. Como apaciguar las palpitaciones de esta multitud que en estos mismos momentos comienza a abarrotar un Santuario Amalfitani para rugir una vez más. Imposible. Que los analistas hagan lo suyo, pero a esta masa uniforme en forma de “V” no le importa otra cosa que manifestarse de la manera más pasional posible con la mente, el cuerpo y el alma en estas seis finales que restan. Con la reprogramación de las fechas empezaron las conjeturas de cuando se juega cada cual, ya se va preparando el viaje a Mendoza para dentro de un par de semanas, no sea cosa que haya que rajarse del laburo o pegar el faltazo al colegio o facultad. Hay que prevenir todo, dentro de las posibilidades de cada uno, claro está. Nadie se quiere quedar afuera del spring final, es a todo o nada y hay que estar a tono. Las garras están afiladas para “pinchar” embusteros, para dar el zarpazo a esa cima que merecemos. Mucha manija, adrenalina al mango, optimismo y visión en positivo para tratar de coronar lo que merece nuestro Club modelo en su año Centenario.
Un amor que no puedo explicarlo. Hay sed de despedir el 2010 descorchando por una Nueva Estrella. En las manos de Barovero y Montoya, en la experiencia de Cubero, Somoza y Zapata, en la magia de Moralez, en los goles y la letalidad de Martínez y Silva, en el ida y vuelta de Papa, en el caudillismo de Domínguez, en la seguridad de Tobio y Ortiz, en el despliegue de Fernández y Díaz, en los aportes invalorables de Razzotti y Cristaldo, en el asomo de Alvarez y Canteros; en todos estos héroes en los que depositamos nuestra esperanza, apostamos a que ese sueño se haga realidad. Un Plantel que es la envidia y el elogio del resto, al que todos quisieran tener pero solamente nosotros disfrutamos. La misión de los fieles es alentarlos y ser pacientes que tarde o temprano las cosas les van a salir. Que no haya murmullos sino estruendos de ovaciones. Otra de las cosas que nos hace diferente de los demás.
No hay que desviar la mente del objetivo. Las famosas Cuatro Patas unidas no pueden fallar, quedó demostrado en más de una ocasión cuando las Vueltas Olímpicas fueron una sana costumbre. Escalón por escalón y hoy y ahora es el momento de ir por unos nuevos tres puntos. No demos el paso más largo del adecuado porque puede ser contraproducente. Abrochemos lo inmediato y luego pensemos en lo que viene. Este amor que no se puede explicar, debe hacer aunque sea esa concesión. Que empiece a latir…
Ponga huevo Fortín, vaya al frente.
Daniel Ortiz
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