Debemos aligerar la culpa de Vélez diciendo que el atentado al buen gusto que se desarrolló ante nuestros ojos no habría sido posible sin la complicidad de un Independiente que no merece compartir el mismo nombre con aquellos equipos que lo convirtieron en sinónimo de fútbol. Siguiendo con la traspolación temporal, no peco de exagerado ni caricaturesco si digo que Bonete (en realidad se llamaba "Boneco") superaba en habilidad a la mitad del equipo rojo actual. Para quien lo dude, recuérdelo matando con la cabeza una pelota caída desde 30 metros y piense cuantos jugadores del Independiente de aquel sábado pueden imitarlo.
Pero por suerte para los torpes, quien escribe forma parte de los escasísimos hinchas de fútbol que quedan; como ya se amenazó en estas páginas, para la inmensa mayoría, si se pudiera colocar en el lugar social que ocupa el fútbol al water polo, todo seguiría su curso. Esto facilita la tarea de los albañiles de la realidad velezana.
Ya antes de finalizar el partido los cultores de la escuela de la apología y el elogio que pueblan toda una parte de los medios velezanos comenzó a rescatar algunas supuestas virtudes encontradas en el equipo, un "cambio de actitud" o unos "buenos veinte minutos". Con el correr de los días la semilla germinó y para mitad de semana el impresentable Vélez del sábado ante Independiente nos llenaba de esperanzas.
Estos "comunicadores" no son lo preocupante; ya que el papel que juegan es el de "diario de Yrigoyen". Si existen es porque los oficialismos necesitan acomodar la realidad a sus deseos y en nuestro mundo los medios son constructores privilegiados de la verdad. No alcanza el microclima de círculo íntimo, para autoengañarse cabalmente ese clima tiene que emitirse por radio. Yrigoyen creía lo que decía el diario no sólo porque era lo que deseaba leer sino principalmente porque lo decía el diario.
La gravedad se atenuaría si estos medios sólo cumplieran la función de ser leídos por los Hipólitos Velezanos, pero aquí el diario de Yrigoyen pretenden vendérnoslo a todos.
Distintas encuestas y mediciones muestran que estos apologistas no son demasiado masivos (en su favor hay que decir que nunca los oficialismos tienen buena audiencia, ni los oficialistas los escuchan), pero su carácter de voceros oficiales parece darles el poder de fijar agenda. Lamentablemente, los medios partidarios más seguidos se sienten en la obligación de tener en cuenta cada cosa que dicen, en la convicción –tal vez justificada- que lo que dicen es lo que la conducción del club o del fútbol piensan, y que siendo así, Vox Cesar = Vox Dei, algo de razón debe haber en sus palabras. Así los principales periodistas del club, hasta los más críticos, comenzaron a encontrar al menos "destellos" de brillo en la noche cerrada del Vélez que enfrentó a un Independiente que hirió mis ojos confiados, gracias a tantas pinceladas rojas exquisitas que años atrás le ofrecieron los de Avellaneda.
Claro, la realidad construida se sostiene con más fuerza cuanto más amplio es el colectivo humano que lo consagre. En nuestro caso se trata sólo de un 1 sobre 20, el choque con alguna de las otras 19 realidades puede destruir nuestras pompas de jabón.
Para ello no fue necesario darnos la cabeza contra grandes verdades, la canchita de un equipo vapuleado en otra canchita la semana previa fue más que suficiente.
El Vélez de los grandes retornos fue aplastado por once ignotos que como tales no reprimieron algunos toques propios de potrero. Mirando al mencionado delantero velezano me pregunté si lo que habría vuelto no serían las cámaras ocultas de Tinelli y que todo el estadio estaba confabulado en mi contra. Pero el "es una joda para Tinelli" no coronó la noche, sino un precioso gol digno de canchita de papi fútbol.
Uno imaginaría que tremendo cachetazo de realidad ajena transformaría la nuestra; sin embargo, escuchando a Tocalli hablando como si se le hubiera ido el partido en los últimos minutos y no haber recibido una goleada, destacando las virtudes de su equipo en el primer tiempo, comprendí que a quienes están a la cabeza de Vélez y su fútbol les resulta intolerable aceptar la posibilidad de una realidad distinta a la que han construido. Es que no hay excusas para descargar culpas. Esta vez Vélez vendió a sus generadores de fútbol por más de 30 millones de dólares y con ese dinero compró pensando en las elecciones y no en el equipo, trayendo glorias e hinchas de Vélez, comprando una supuesta "personalidad" en lugar de creadores de juego, confundiendo un aditamento del fútbol -los huevos- con el fútbol mismo. Argentinos con chirolas trajo un poquito de fútbol -Rodrigo Díaz y el ingresado Quiroga- y con eso le alcanzó para bailar a un Vélez adormecido y apático, porque no hay personalidad -aditamento necesario- sin condición básica –fútbol.
Si Argentinos no superó a Vélez desde el comienzo fue sólo por un exceso de respeto de los Bichos y no por virtud nuestra. Los goles que recibiera en Arsenal y los supuestos retornos gloriosos que mostrara Vélez llevaron a los de La Paternal a ser excesivamente cautos hasta comprender que tenían enfrente a uno de los equipos con menos fútbol y peor plantado del campeonato.
El optimismo descontextualizado es una excelente ficción de espíritu constructivo, pero en última instancia tiene una capacidad de destrucción que envidiaría hasta el pesimista más contumaz. Al menos el pesimista nos señala las dificultades y podemos enfrentarlas, tiene (aunque sea en negativo) un mínimo criterio de realidad; en cambio el "¡Vamo que podemooo! O el "¡Todos el domingo a alentar que salimooooo! Sólo nos lleva a salir en el diario del lunes bajo títulos catastróficos o a darnos la cabeza contra la pared.
Tigre fue una nueva confirmación del diagnóstico que hacemos aquí de Vélez. Por suerte aun tenemos un pasado que hace que el rival respete demasiado al Amalfitani, gracias a eso hemos cosechado dos puntos de local.
¡Pero basta de pálidas! ¡Callen los agoreros de la derrota! Todo lo dicho al olvido, espectacular goleada en Mendoza frente a quien viene del (y vuelve al) Nacional B. Otra vez a copar la realidad de fervor irracional por contragolpear correctamente ante un equipo que, perdido, se vio obligado a buscar algo para lo que no estaba ni lejanamente en condiciones. Nada de esto importa, Vélez tiene 5 valiosos puntos y los antivélez de siempre tiene que cerrar la boca para que hablen los profesionales del todo bien (recordemos que son periodistas y por lo tanto cobran por ello). Para colmo tuvieron dos semanas para vivir un Vélez poco menos que candidato.
Hoy nos recibe un Estudiantes golpeado y la próxima vamos al Monumental, esperemos que esa sucesión de imponderables que es el fútbol les de la razón a los apologistas y Vélez (por mera encadenación de fortunas) salga adelante, nos comeremos las palabras con gusto, a pesar de que las sabemos acertadas.
Alejandro Irazabal
No hay comentarios:
Publicar un comentario